Las guerras no acaban. La GUERRA nunca ha acabado. Es la gran falacia que han conseguido colarnos entre anuncio y anuncio de otro problema distinto. Decada tras decada. Durante siglos. Solo hay una forma de ver el final de la GUERRA. Muriendose. Una pena la verdad.
14 comentarios:
la foto es preciosa,
pero hay un desajuste.
es una pena que una foto tan linda vaya acompañada de un mensaje tan tan viejo y triste. Siento decirlo tan directamente pero no me gusta nada esta postura.
Ni todo son espinas ni todo son rosas.
Existe una palabra en el diccionario: Esperanza. Y aunque no lo creas, tiene su sentido.
Yo no quiero morirme y quiero ver el final de la guerra.
feliz año nuevo.
UNA VIDA LO QUE UN SOL, las palabras están muy bien en el diccionario. Sujetas, prietas, delimitadas por definiciones escritas que alguien les dio en su momento. Pero ¿de que le sirve la definición de esperanza a todas aquellas personas que se levantan cada día sin saber si podrán ver el anochecer?
Antes de que te mueras verás el final no de una guerra, sino de varias. Pero la GUERRA, la verdadera GUERRA, esa no veras su final salvo muerta. Por eso el mensaje es "tan tan viejo".
Esta bien que no te guste esta postura, y aún mejor que lo digas directamente. No has nacido bajo ningún yugo, ni eres esclava, ni portas armas en tus manos y tienes el tiempo y la disposición de descubrir belleza en tu vida diaria. Tal vez incluso para que se la puedas hacer ver a otros.
Yo, como mucha otra gente, tendremos esta visión tan negativa, pero nunca te forzaremos a que tu la tengas. Es más, ojalá hubiera más como tu en los puestos claves. El problema es que cuando llegan a los altos cargos ya no son como tu. Ya son una herramienta más de la gran GUERRA.
Te deseo un feliz año.
Decide tu si es nuevo.
Cruel ironia la de la vida que se ha de llevar en la guerra, tanto la física como la del alma. Te empeñas en desnudar brutalmente la realidad hasta llegar a un fondo que produce vértigo, con ello demuestras que eres más valiente que yo. Hace tiempo que empecé a entender tus silencios y la profundidad que los acompaña, el lamento y la rabia por un mundo que no está hecho a tu medida. Supongo que yo he aprendido a nadar por encima para no hundirme, jugar con las perspectivas para alejarme de un final que no quiero que llegue y sin embargo me atrapa.
Te ofrezco la magia de los sueños, un juego para ayudarte a vivir, aunque bien mirado, es una forma más de cobardía.
Besos.
Venía a darte las gracias por tu comentario, por tu felicitación y por tu incitación a que escriba un libro, y a decirte que aún no me siento capaz, pero que lo tengo en mente.
Pero tu entrada tiene más fuerza que todo eso, estoy de acuerdo contigo la GUERRA, la guerra en mayúsculas no la veremos terminar, pero podemos conseguir que se acaben las pequeñas guerras que nos rodean, los malentendidos, las discusiones, los rencores que dan lugar a gran escala a la GUERRA.
Si esto ocurriera quizás no ahora, quizás no el siglo que viene, quizás mucho después (si es que sigue existiendo el ser humano como lo conocemos) a lo mejor algunos de nuestros descendentes podrán hablar de esperanza.
¡Feliz año nuevo! Pq aunque el mundo no cambie, aún podemos decidir cambiar de actitud hacia él.
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han cambiado cosas sin duda, pero tambien se tratara (digo yo) de saber que si bien la muerte siempre está la vida hace lo mismo, está en todo y por todas partes... Esperemos que sea un buen año aunque eso sea tan relativo.
Y QUE LA VIDA SE VISTA DE SUERTES...
Siempre estamos en guerra constante: con nosotros mismos, con los de aquí, con los de más allá... Sí, parece que solo veremos el final de la guerra una vez que hayamos muerto. Pero supongo que una vez muerto se ve el final de todo.
Creo que lo mejor que podemos hacer es decidir mientras tanto por qué cosas luchar y cómo: yo he visto ganar guerras con un beso, lástima que no todas sean igual de sencillas de solucionar. Con todo, para hacer las cosas difíciles hay que empezar por las fáciles, así que me quedo con esa foto-salvapantallas :P que trasmite paz y serenidad para pensar y meditar en cómo hacer bien las cosas, para que la gran guerra nos coja "preparados".
GRACIAS por volver, aunque sea guerrero.
Besos hippies
También te deseo un feliz año, 629.
Yo creo que la esperanza se define, sí, pero sobre todo se tiene o no, se siente, se huele, no sé..., y por esto se ha intentado definir.
Yo tampoco forzaré a nadie a que opine como yo. Simplemente un pensamiento expresado.
Ciao.
es muy posible, casi seguro, que las guerras nunca acaben. Terminarán unas y comenzarán otras en otra parte. Supongo que forma parte de la ambición humana y de esa parte depredadora que todo lo arrasa que tiene el hombre.
A la vez que sé esto y pienso con cierto pesimismo de futuro, también creo en la esperanza. En que cada vez sea más difícil que la barbarie se instale en nuestras vidas y se comparta. En que haya más desertores de la ambición y el capitalismo atroz.
Es verdad, que la gran mayoría estamos instalados en nuestra comodidad. Pero hay una cosa que no pueden cambiarnos: nuestro pensamiento y nuestras ideas.
Por eso, estoy de acuerdo con "una vida lo que un sol" en que la esperanza está ahí y no debe perderse. No sólo es una palabra del diccionario; es el equilibrio por el que se mantiene este jodido mundo.
Un abrazo de Mos.
guerras vendran, guerras pasaran, unas terminaran y otras empezaran, y hasta las afiladas palabras seran peligrosas
pero tambien hay otra forma de verla, y es que cuando intente sorprendernos nos encuentre con el cuchillo entre los dientes
sera peligroso no convertirse en un dragon caminando entre ellos, pero parece preferible ese riesgo a la rendicion
No es un anyo nuevo, sino una esperanza nueva de que algun dia toquemos con los dedos la paz.
no a la guarra
...
El campo de batalla
Ángel González
Hoy voy a describir el campo
de batalla
tal como yo lo vi, una vez decidida
la suerte de los hombres que lucharon
muchos hasta morir,
otros
hasta seguir viviendo todavía.
No hubo elección:
murió quien pudo,
quien no pudo morir continuó andando
los árbóles nevaban lentos frutos,
era verano, invierno, todo un año
o más quizá: era la vida
entera
aquel enorme día de combate.
Por el oeste el viento traía sangre,
por el este la tierra era ceniza,
el norte entero estaba
bloqueado
por alambradas secas y por gritos,
y únicamente el sur,
tan sólo
el sur,
se ofrecía ancho y libre a nuestros ojos.
Pero el sur no existía:
ni agua, ni luz, ni sombra, ni ceniza
llenaban su oquedad, su hondo vacío:
el sur era un enorme precipicio,
un abismo sin fin de donde,
lentos,
los poderosos buitres ascendían.
Nadie escuchó la voz del capitán
porque tampoco el capitán hablaba.
Nadie enterró a los muertos.
Nadie dijo:
«dale a mi novia esto si la encuentras
un día».
Tan sólo alguien remató a un caballo
que, con el vientre abierto,
agonizante,
llenaba con su espanto el aire en sombra:
el aire que la noche amenazaba.
Quietos, pegados a la dura
tierra,
cogidos entre el pánico y la nada,
los hombres esperaban el momento
último,
sin oponerse ya,
sin rebeldía.
Algunos se murieron,
como dije,
y los demás, tendidos, derribados,
pegados a la tierra en paz al fin,
esperan
ya no sé qué
-quizá que alguien les diga:
«amigos, podéis iros, el combate...»
Entre tanto,
es verano otra vez,
y crece el trigo
en el que fue ancho campo de batalla.
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