Un alter ego.
El canal adecuado.
Una historiadora de encuentros amorosos.
Un relato de terceros en discordia.
Ser “la otra” nunca fue fácil.
Ni de llevar ni de entender.
Tampoco fue sencillo ser “el otro”.
La prudencia era la norma aunque el cuerpo ardiera.
El dominio público sería un verdugo
Si se supiera la verdad.
Pero hallaron la manera
Para su verdad a escondidas.
Descubrieron como palpar sus cuerpos,
Y traer más tarde a la memoria los
furtivos encuentros tan carnales y lujuriosos.
Recreándose en los detalles, expresiones,
posturas y arañazos ocultos.
Repasando las palabras al oído,
los atuendos de lucha,
La heridas recibidas,
Los besos. El sexo.
Veían sus cuerpos en otros cuerpos,
retratados por personas ajenas, famosas.
Bajo la atenta mirada de centenares
de anónimos cómplices,
inconscientes espectadores que alentaban,
sin saberlo, esta exótica relación,
que sólo ellos dos entendían.
Daba igual el tiempo o la distancia.
No era necesario un código,
ni ocultas notas mágicas.
Solo el motivo y la respuesta.
Seguirían siendo amantes. De incógnito.
A la espera de otro nuevo encuentro.
Con el que alimentar sus cuerpos.
Su imaginación.
Su Blog.
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El canal adecuado.
Una historiadora de encuentros amorosos.
Un relato de terceros en discordia.
Ser “la otra” nunca fue fácil.
Ni de llevar ni de entender.
Tampoco fue sencillo ser “el otro”.
La prudencia era la norma aunque el cuerpo ardiera.
El dominio público sería un verdugo
Si se supiera la verdad.
Pero hallaron la manera
Para su verdad a escondidas.
Descubrieron como palpar sus cuerpos,
Y traer más tarde a la memoria los
furtivos encuentros tan carnales y lujuriosos.
Recreándose en los detalles, expresiones,
posturas y arañazos ocultos.
Repasando las palabras al oído,
los atuendos de lucha,
La heridas recibidas,
Los besos. El sexo.
Veían sus cuerpos en otros cuerpos,
retratados por personas ajenas, famosas.
Bajo la atenta mirada de centenares
de anónimos cómplices,
inconscientes espectadores que alentaban,
sin saberlo, esta exótica relación,
que sólo ellos dos entendían.
Daba igual el tiempo o la distancia.
No era necesario un código,
ni ocultas notas mágicas.
Solo el motivo y la respuesta.
Seguirían siendo amantes. De incógnito.
A la espera de otro nuevo encuentro.
Con el que alimentar sus cuerpos.
Su imaginación.
Su Blog.
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Desde hoy acompaño en silencio tu secreto.
Y cumplo lo prometido mientras El hijo suena en mi reproductor.